Reflexiones: Cultura y Comunidad.

Wed, 05/11/2022 - 10:57
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cultura y comunidad

 

Una mirada a los desplazamientos forzados de la educación al ámbito digital.

Un caso de la Oferta Curricular Interdisciplinaria del Cenart.

Por Sandra Ontiveros Melgar

 

Eduardo Andión-Gamboa y DiAmida Ordaz

 

Ante lo inesperado se reaccionó con asombro, por un breve momento se detiene el tiempo y después el azoro nos invade. Es así la sensación de pasar de la educación presencial a la educación en linea de un día a otro , entre la falta de dominio de la tecnología, el desconocimiento de las estrategias pedagógicas remotas y la sensación de la distancia física, se suma la presión por presentar resultados del mismo modo que antes y ajustarse a los calendarios previamente pactados o con cambios frecuentes. La emergencia sanitaria nos ha empujado a explorar zonas que, la mayoría de los docentes en este país usaba una manera de experimentar o como una opción en un futuro incierto.Las instituciones educativas urgidas por el tiempo y las reglas gubernamentales, rigurosas con el tiempo y con otros aspectos cuantitativos se desorientaron, el ecosistema educativo sufrió una sacudida.

La cancelación de clases fue abrupta y a las pocas horas o días, se utilizó de forma desesperada de recuperar el ritmo, las plataformas online y las aplicaciones “gratuitas” se saturaron en un santiamén, de forma segura y apresurada todos los docentes tratando de acomodar de la mejor manera los contenidos que fueron concebidos para otro ámbito, otras prácticas, otros procesos.

Las ofertas acerca de la pedagogía en línea no se hicieron cantidad cantidad esperar, la abrumadora de herramientas y surgieron simultáneamente al avance de las sesiones de clase, de las solicitudes de reportes, de la entrega de evaluaciones y calificaciones, una tarea casi imposible de cumplir sin perder la cabeza, ya que, además en lo cotidiano, el temor del contagio, la pérdida de empleos, el sonido incesante de las ambulancias, los medios de comunicación cargados de pesadumbre y las noticias de gente cercana muriendo, la vida seguida corriendo .

Para controlar los daños, numerosos organismos internacionales se dieron a la tarea de ofertar becas de cursos exprés, con plataformas bien descubiertas y un ejército de expertos dispuestos a entrenar a los novatos, quienes, ante la presión de cumplir con lo requerido por sus instituciones educativas que exigían el pronto dominio de las herramientas disponibles, se encontraron y se encuentran necesitados de ellas. La UNESCO resolvió en abril de este año que el 89,4 % del alumnado mundial se encontró confinado y, por tanto, compartió recomendaciones para que la educación no se detuviera por el COVID-19, buscando con sus países miembros, las mejores soluciones de aprendizaje online a nivel mundial para que los estudiantes, especialmente los más vulnerables, continúen con su educación pese a la pandemia.(Educaweb, 2020).

De entrada, los cursos advierten que, no se trata de adaptar lo que se tenía planeado para las clases presenciales a lo digital sino de diseñar de cero para trabajar en otro medio, redefinir el papel del docente (así lo denominan) a una guía con un mapa definido y un punto al que llegar de un solo modo. Toda la explicación acerca de la comunicación con los participantes, al otro lado de la pantalla, están basados ​​​​en una planificación minuciosa, casi al microscopio, en la que, a mejores materiales, rutas trazadas y previsiones, se proporcionan medios seguros para el conocimiento y cumplimiento con los objetivos trazados. Ante lo cual, el margen de error debe ser casi imperceptible, la comunicación sincrónica mínima y los foros el medio de conversación.

Sin tener un equipo adecuado, servicio de internet que rebase los 100 megas y tiempo para la planeación, es complicado entregar materiales de calidad con mayor estructura y llegar más allá de un remedio de educación online. Existe también la dificultad de la respuesta de quién está al otro lado de la pantalla, la educación tradicional ha adiestrado a los participantes en una relación de codependencia con el docente, el ideal de una educación horizontal todavía está más lejos de lo esperado. Mientras que la educación en línea está definida por una alta independencia de quien decide tomar un curso o clase, tanto en la administración del tiempo como en la investigación.Es por eso, que el uso, casi excesivo, de las videoconferencias, su combinación con las redes sociales y el consabida correo, empleados electrónicos indiscriminada y desarticuladamente, no son precisamente educación a distancia. Otro aspecto para tomar en consideración es cómo detonar el interés de los participantes cuando toda la información está a un clic de distancia y existen innumerables sitios qué visitar simultáneamente, varios dispositivos a la mano, distractores del lugar donde se encuentran o la pérdida de conexión, son desafíos a los que hay que enfrentarse y al mismo tiempo, sacarles provecho para generar una dinámica que mantenga su atención en las sesiones sincrónicas.

Sirva el panorama antes descrito, para presentar la forma en que se llevó a cabo el curso Cultura y Comunidad, que tenía como propósito analizar la realidad territorial de las comunidades en las que se pretende llevar a cabo un proyecto cultural comunitario para conformar un diagnóstico territorial que permita evidenciar la pertinencia de la propuesta.

Se emprendió el camino desde los aspectos básicos del desarrollo cultural comunitario, cuestionando el término, su construcción y las connotaciones positivas que se le asignan en un ambiente donde las políticas culturales, dejan entrever que hacia allá es hacia donde se dice se propiciará la participación ciudadana , sin explicar bien a bien de qué se habla. Los derechos culturales, su definición, uso discursivo y su posible aplicación en los diagnósticos como punto de encuentro para el posible planteamiento de las propuestas fueron muy discutidos, de hecho, cuestionados.

En el momento que se suspendieron las sesiones presenciales, el curso fue llevado al ambiente de la videoconferencia en distintas plataformas Skype, Jitsi y Meet que, siendo de uso libre, tienen limitaciones de tiempo y de tiempo, lo cual fue ignorado para conversar y nutrir los diagnósticos de las propuestas pensadas en un inicio. Por un lado, con la posibilidad de acceder a toda la información cuantitativa que la propia red ofrece, entretejer los datos con las ideas que surgían en la discusión y dejarse alimentar de otras perspectivas, esto dio pie al cuestionamiento de las realidades complejas que se están viviendo en general y en el campo de la cultura en particular. ¿Cómo llevar a cabo eventos socioculturales? ¿De qué manera resultará la socialización?¿Cómo afecta la recesión económica las prioridades de consumo cultural de las personas? ¿Cómo se detonará la participación presencial? ¿Cuáles serán los cambios en la legislación de protección civil en espacios públicos y privados? ¿De qué forma la falta de dirección de las políticas culturales hará mella en la realización de las actividades? ¿Cómo los proyectos pueden recuperar las afectividades? Fueron algunas de las preguntas acerca de las que se conversó con frecuencia.

Eduardo Andión-Gamboa y DiAmida Ordaz

Si bien el temario, que abordó desde la participación ciudadana y su importancia para la transformación social hasta llegar al diagnóstico territorial como base fundamental de cualquier proyecto sociocultural, hasta los inicios de la metodología del marco lógico, se revisó por completo, las sesiones primero se dirigieron hacia la percepción de la cotidianidad de los participantes, sus preocupaciones, sus miedos, sus sentires. Abordarlos desde el tema de la comunidad, detonaba dudas sobre la importancia y el alcance de sus propuestas y los datos necesarios para explicarlas a los grupos humanos con los que deseaban trabajar y, en un momento dado, colaborar.

Dado que, colaborar es una práctica poco asumida, la adquisición de otras habilidades sociales que están cayendo en desuso, tales como el desarrollo de la escucha atenta, la construcción del consenso, la generación y articulación de ideas y su exposición para recuperar el diálogo ( Raggi et al, 2008) se desarrolló en herramientas básicas para las conversaciones, repensadas en pro de la construcción de un diagnóstico discutido con personas y no solo basado en datos estadísticos, que si bien son útiles no son suficientes.


A lo largo de los encuentros, se construía una sensación de pertenencia y de un ejercicio constante de descripción de los procesos en los que, tratando de conocer ciertas metodologías, se fue dejando de lado la parte cualitativa del diagnóstico, el acercamiento a los grupos con lo que se quería construir comunidad y llegar a consensos, definiciones e ideas que emanaran de ellos y los reajustes necesarios, no ocurrieron. Con un dejo de desilusión ante lo incompleto que resultarían los señalamientos a la propuesta por parte de los que, idealmente, la discutirían y, en un momento dado, se apropiarían, se continuaría con la esperanza de que en un momento se podría contar con esa experiencia.

Ya que para la educación en línea la retroalimentación, es fundamental, pues es a través de ella que los participantes se dan cuenta de sus fortalezas y debilidades, además de que es una oportunidad para promover la reflexión en el aprendizaje y generar un conocimiento aún más profundo y significativo (Alvarado, 2014), en cada sesión se practicaba en conjunto como parte del avance de cada diagnóstico y como motivo para sopesar las decisiones tomadas. Especialmente acerca del análisis de la realidad y el diagnóstico social, temas por demás desestabilizadores pero que redefinían las proposiciones iniciales.

En esta etapa del curso, había que trabajar los modelos y técnicas de vinculación con la comunidad, aunque la intención era la interacción social y la colaboración con el grupo seleccionado para construir comunidad o presentar la idea primigenia de forma presencial, las circunstancias no lo permitieron . Sin embargo, el aprendizaje colaborativo derivó en la intención de la comunidad de práctica, como ayuda para evitar la sensación de aislamiento, la frustración y la ansiedad (González-Davies, 2004).

Hacia el final se revisaron las metodologías para el diseño del diagnóstico territorial basado en el marco lógico, sólo hasta la pauta metodológica para ordenar la presentación del diagnóstico y cerrar el curso. Para este momento es necesario hacer notar que en la educación en línea se habla mucho en términos de procesos y de cumplimiento de objetivos, que en este caso se centraban en analizar la realidad territorial para conformar un diagnóstico al respecto, que se cumplió en la parte cualitativa porque cuando existe una calificación de por medio, la respuesta más frecuente son las rúbricas, los estándares esclarecedores para la institución y el participante/alumno/estudiante, que no reflejan del todo los pasos caminados.


Los hallazgos están en la experiencia, primero atropellada y después dispuesta al desplazamiento, tanto en los modos de hacer como en la mirada, por la propia emergencia, a las ideas iniciales ya un resultado incompleto.Por otro lado, a que los ojos están centrados en la evaluación del docente que, con lo posible, termina el ciclo escolar sin saber a ciencia cierta qué ha sucedido, las herramientas empleadas insuficientes y el fruto esperado inmaduro propician preguntas más que respuestas. Lo reconfortante ha sido descubrir las recomendaciones que hace Ken Robinson para lograr los objetivos de la educación, no importando si es presencial o a distancia, curiosidad, creatividad, crítica, comunicación, colaboración, compasión, calma y civismo (Robinson, 2015), como para ir abriendo camino en la educación bancaria, que actualmente y en estas circunstancias hace tanta falta.

Las conclusiones de esta suerte de descripción y para el caso concreto, son que la evaluación estuvo marcada más por el sentimiento que por la escritura, que asirse a modelos ya construidos se complica y se debe estar alerta a los flujos del movimiento de todo y todos . Recordar, que ser docente/guía del siglo XX con alumnos/participantes del XXI y tecnología inalcanzable, es un desafío que obliga a un aprendizaje incesante y animoso dispuesto a romper paradigmas.

Reflexiones: Cultura y Comunidad.

Reflexiones: Cultura y Comunidad.
Por: Sandra Ontiveros Melgar

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