Para borrar el blanco: Fundamentos prácticos para la interdisciplina.
Fundamentos prácticos para la interdisciplina Andión y Ordaz
Foro Reflexión docente SEI Junio 23, 2020
“Borrar el blanco” , es un enunciado paradójico, disuelve lo que afirma. Lo entendemos como que borrar el blanco sería destruido de lo invisible, de lo implícito, el blanco opera como una pantalla sobre lo que subyace, como una pared blanca a la que hay que horadar, atravesar para alcanzar su estado preformado.
Y lo que queremos decir con esto es un plan de descodificar y recodificar los esquemas incorporados, las formas hechas cuerpo, aquellas que hacen cuerpo con el mundo, son formas formantes, cuya eficiencia reside precisamente en que operan de manera tácita, sin una conciencia presente , de ahí su carácter transparente, y como el color blanco, que es condensación de todos los colores. Creemos que las categorías genéricas que soportan el abordaje interdisciplinario podrán servir de coordenadas para reflexionar acerca de los procedimientos poiéticos de las disciplinas artísticas, que reclaman un pensamiento complejo, que asuma los aspectos caóticos que conlleva el trabajo de colaboración.
De eso tratar el curso Fundamentos prácticos para la interdisciplina ” de hacer salir, primero la disciplina de origen, ese modo de ver y sentir incorporado, como un sentido práctico y memoria inaudible pero operante, para desde el extrañamiento de sí, encontrar desde el otro como semejante. De este modo nuestro ha sido también un enlace que terminó un plano de composición enunciativa encuentro. Las dos voces se hablaron desde dos puntos de fuga y en el medio los participantes, varios de ellos veteranos del diplomado Tránsitos.

DiAmida:
La pandemia nos colocó ante la decisión de trasladar la actividad de enseñanza aprendizaje, normalmente presencial, a entornos medios por pantallas, es decir, por superficies donde aparecen imágenes de aquello que, se supone, existe en otro lugar, distante de nosotros pero que alejado , aún así se halla cerca por nuestro interés en comunicarnos, en instaurar un lugar de encuentro semanal.
Lo anterior tiene una serie de sugerencias que van desde el acceso a la tecnología, hasta la forma en que los cuerpos suceden en un tiempo-espacio, cuerpos que requieren de mediadores.
El Covid 19 y sus consecuencias nos tomaron por sorpresa, si en diciembre de 2019 nos habrían dicho que en unos meses estaríamos resguardados, alejados en unas circunstancias inusuales, sobre todo apartados de nuestros seres queridos y lugares comunes; si nos tendríamos dicho que estaríamos viviendo en un conflicto personal y social por un virus, a partir de nuestras distintas creencias y posturas, un virus que en algunos casos pasa desapercibido, pero en otros mata y no hay manera de saber, a ciencia cierta, quién está en qué posición ante él a menos que sea contraído en cuyo caso lo mejor es alejarse de... todos. Si nos tienen dicho que no habrá quien
nos haga una sopa caliente o nos frote la espalda con ungüentos sanadores; en fin, si nos habrían dicho que estaríamos en la situación en la que estamos, la mayoría habríamos pensado que nos estaban contando una historia de ficción apocalíptica imposible de convertirse en realidad. Nos tomamos por sorpresa, cuando tal vez pensábamos que la vida se debía vivir de cierta manera, o solíamos vivirla de la forma en que los sistemas socioculturales lo determinaban, un día despertamos con un virus que lo que puso a temblar, en buena medida, es la forma en que acostumbrábamos vivir, trabajar, relacionarnos, ejercitarnos, respirar... entonces muchos de nosotros tuvimos que salir de nuestras zonas cómodas, aunque para otros, el resguardo ha sido un oasis ante un mundo en que la socialización y el deseo por el amplio afuera, parece ser requisito de validación y normalidad. En cualquier caso ésta pandemia nos empujó a vivir de forma distinta a lo acostumbrado y, posiblemente a muchos, nos llevó a reflexionar con más nitidez sobre el mundo que hemos construido. Entonces nos esforzamos por tratar de continuarlo porque, estemos de acuerdo o no con él, es nuestra plataforma y nos sostiene, y derrumbarlo de la noche a la mañana nos podría dejar absolutamente vulnerable.
Los sistemas educativos y quienes los componen, nos apresuramos a encontrar estrategias para trasladar lo que usará planeado comunicar en presencia, para no dejar de comunicarlo así fuera a través de la pantalla . Tal vez valdría la pena preguntarnos, quién controla la percepción a través de la pantalla, cómo, para qué... los recursos disponibles, diferentes para cada uno, lo cual es uno de los grandes desafíos, que puede provocar ciertos si se utiliza de forma virtuosa.

No es novedad que no todos contamos con los mismos aparatos, capacidad y conocimientos respecto al uso de la tecnología, y esto está determinado por la educación, posibilidades económicas, capacidades físicas y mentales, y/o disposición personal, es decir que no es un tema simple de resolver, si es que se puede resolver. Encontrar el equilibrio tecnológico en un grupo que no estaba preparado para realizar procesos a distancia fue uno de los primeros retos. Lo anterior nos llevó a familiarizarnos con programas, plataformas y herramientas que no conocíamos o que nos resistiríamos a usar, a escuchar propuestas de aquellos que ya conocían o utilizaban algo ya probar lo necesario sin dejar de lado los objetivos fundamentales de lo que estaba previsto para el curso. De cualquier forma no iba a ser suficiente, la mayoría no conocemos ni potenciamos las herramientas que ofrece el universo computacional, adentrarse seriamente en ello puede llevar mucho más tiempo del que utiliza, así que utilizamos los limitados recursos con que contamos y en algunos casos se hicieron esfuerzos por potenciarlos pero aún si hubiésemos conocido todas las herramientas disponibles para realizar procesos educativos a distancia, la mayoría enfrentamos nuestras limitaciones de los nuestros en el uso eficaz de la tecnología disponible. No es el caso de los contenidos y la generación de pensamiento y conocimiento, estos no dejan de estar y ser potentes, lo que ha cambiado es cómo se comparten.Las limitantes tecnológicas no son un error, ni malas intenciones, parecen ser en todo caso resultado tanto del uso exclusivo de aquello que nos era habitual, como de una educación en la que se aprenden contenidos, herramientas, estrategias acordes al ámbito profesional y del mercado laborales globalizados. De todos modos se usaron recursos estandarizados, que nos permitieron comunicarnos a través de la pantalla. Aún así, permanecerá el deseo por tratar de transitar caminos novedosos y sosteniendo los fundamentos de un programa educativo que se basa en la propuesta de contenidos, estrategias y recursos que permitirían promover el pensamiento crítico, la generación de conocimiento y no sólo la repetición o memorización estática de contenidos, fomentar experiencias que permitan el reconocimiento y puesta en práctica de distintas formas de agrupación disciplinar en aras, entre otras cosas, de potenciar o encontrar alternativas a lo disciplinar. Ese fue y es otro de los retos, el más grande tal vez, cómo hacer convivir la estandarización educativa que impone la pantalla, con una propuesta que rompe ese patrón. Esa clase de estandarización ataca a la noble y potente naturaleza de la educación y la pone en peligro de muerte; cómo hacer que perdure y siga respirando, desde lo profundo de la comprensión de sus motivos y objetivos; cómo hacer que nuestro curso sucediera en medio de las limitaciones y/o estandarizaciones pandémicas. De qué hablar, qué enseñar-aprender, qué priorizar; estaban las líneas temáticas previstas pero al mismo tiempo una situación inusitada, de la cual era difícil, y tal vez, inconveniente abstraerse.
Nuestra respuesta tendió a continuar por las líneas previamente trazadas, en aras de no sumergirnos en la pandemia, pero tampoco sustraernos a ella, estas posiciones extremas podrían parecer difíciles de suceder pero no lo son si no se tiene precaución y cualquiera de las dos posibilidades tiene consecuencias no deseas en un proceso de enseñanza-aprendizaje.Ante las revoluciones la vida sigue, distinta pero continúa y ante los momentos contundentes que definitivamente la manera de vivirla, es deseable no paralizarse, no más allá de lo necesario para sobrevivir, parece que ante la pandemia nos conviene disminuir el movimiento corporal sobretodo en aquello que nos relacionamos con el "afuera de nosotros mismos", pero no con el "adentro", parece por otro lado que nos conviene avivar el adentro y no paralizarlo ni abstraerlo porque la parálisis es probablemente lo que menos necesitamos para enfrentar la complejidad del universo ; la aproximación al no movimiento es algo poético, es profundamente aleccionador, es necesario muchas veces, pero todo en exceso o en injusta medida hace daño.Entonces necesitamos no paralizar nuestro curso, no convertirlo en un curso sobre la pandemia, hablamos de ella, la tocamos, la sentimos, pero no la dejamos paralizarnos. Así avanzamos juntos, sin mucha complacencia, con tropiezos, pero con una disposición y presencia que resultó, no sólo abordar los ejes temáticos propuestos, sino vivirlos. Es profundamente aleccionador, es necesario muchas veces, pero todo en exceso o en injusta medida hace daño. Entonces necesitamos no paralizar nuestro curso, no convertirlo en un curso sobre la pandemia, hablamos de ella, la tocamos, la sentimos, pero no la dejamos paralizarnos.Así avanzamos juntos, sin mucha complacencia, con tropiezos, pero con una disposición y presencia que resultó, no sólo abordar los ejes temáticos propuestos, sino vivirlos. es profundamente aleccionador, es necesario muchas veces, pero todo en exceso o en injusta medida hace daño. Entonces necesitamos no paralizar nuestro curso, no convertirlo en un curso sobre la pandemia, hablamos de ella, la tocamos, la sentimos, pero no la dejamos paralizarnos. Así avanzamos juntos, sin mucha complacencia, con tropiezos, pero con una disposición y presencia que resultó, no sólo abordar los ejes temáticos propuestos, sino vivirlos. Al final dichos ejes: cuerpo, espacio, tiempo, memoria, caos, cosmos complejidad... no dejan de ser y suceder, y se visibilizan potentemente ante un momento histórico como el que vivimos. Seguramente pudimos haberlo hecho "mejor", entre comillas porque a veces lo mejor y lo peor son sólo ideas; pero permitimos el devenir, permitimos en ocasiones el caos, reconocimos la parcialidad de permanecer en él tanto como en el cosmos, trataron de transitar de uno a otro reflexionando los ejes temáticos; no los pusimos en juego con ejercicios didácticos preformulados, pero se pusieron en juego casi solos, a partir del contexto personal de cada integrante del grupo, los reflexionamos y compartimos cada semana, nos permitimos ser, nos escuchamos, nos juzgamos y criticamos, pero siempre avanzando de forma positiva

Eduardo:
Interesante ha sido el encuentro con Diamida, en cuanto nos desconocíamos mucho. La magnitud de nuestro proyecto conjunto comenzó, de hecho con correos electrónicos y noticias de uno y otro por amigos mutuos . Lo que parecía prefigurar el futuro de este proceso equipado como un ejemplo claro de un trabajo procesual de construcción de una operación colaborativa, en este caso a distancia. Aparte de esto, fue muy atractivo el lento desarrollo de nuestras mutuas capacidades, proclividades y formaciones. Si bien sabía que Diamida hacía cine, desconocía su formación teatral y literatura dramática y su inclinación al autodidactismo. Me parece que también fue el caso de ella con respecto a mí.Ello permitió un acceso sin juicios previos, sino en disposición a instalar vínculos operativos, como en los juegos infantiles.
Buscábamos de modo intuitivo llevar a buen término una melodía que íbamos componiendo sobre la marcha. Creo que en las primeras sesiones, las presenciales, a lo que más se parecía este proceso era una “jam session” de jazz. Se lanzó un “leit motiv” melódico, y a partir de ahí comenzamos a improvisar fugas armónicas que recuperaban todas las aportaciones de los participantes.
Para cuando nos cayera el “chahuistle”, nuestras expectativas de llevar a cabo dinámicas grupales in situ se cancelan. Los objetivos se mantuvieron, que eran los de recorrer un paisaje de nudos conceptuales que amarrasen la práctica de creación interdisciplinaria. Los contenidos conllevaron un trabajo de imaginación, antes que de acción. Pero no fue sólo fantasear, sino un riguroso imaginario, como creación de una realidad con un leve coeficiente de desplazamiento hacia la otra escena virtual, que es la mente. Los esquemas estandarizados que proponen los programas educativos con frecuencia olvidan el poder de la conversación.La escucha implicada emerge de la emoción y apasionamiento de la plática y si nos apresuran, podemos afirmar que nuestro método pedagógico fue uno de lo más tradicional: La Tertulia. Desembocamos, en la reconfiguración del programa, entrando a organizar una reunión semanal, donde nos juntábamos, midíamos por pantallas, para conversar de los temas que nos acercaban a los otros saberes, y al escuchar a los otros, se iban borrando las capas de pintura blanca y surgía el verdadero color del habitus de campo, el que nos permite ver el mundo en modo teatral, o en modo coreográfico, en modo arquitectónico. Muchas de las lecturas para comentar eran propuestas por los mismos contertulios, en tanto presentaban los asuntos de sus aproximaciones creativas, sus métodos poiéticos.Si bien no hubo una colaboración de cuerpo presente, el entusiasmo se proyectó y duró toda la semana y se traían nuevas reflexiones suscitadas por “La tertulia de los lunes”. Se colaboró para que la charla fuera suelo fértil para las imaginaciones de los participantes, la pieza fue el acontecer de los lunes. Es ineludible tratar la cuestión de la accesibilidad y la infraestructura disponible para la asistencia a La Tertulia, tanto el aparato como la conectividad son limitantes consecuencia de las condiciones objetivas socioeconómicas, me parece que estaba fuera de nuestro alcance su solución, que requiere una propuesta institucional .
Paradójicamente la lejanía espacial y el dispositivo permitieron una intimidad, si bien distinta a la presencial, si surgió un brote germinal de comunidad de sentimientos y sensibilidades compartidas. Los hallazgos han sido los propios de una travesía: encuentros insospechados, recorridos por conceptos conocidos que repentinamente en medio de la plática aparecieron renovados en su lustre prístino: el adentro y el afuera del espacio, el lento y apresurado del Tiempo, la fuerza del olvido de la memoria hecha cuerpo. Esto es lo que nos pasó, esto ha sido narrado con la fuerza de lo acontecido.
Gracias por su atención.

Para borrar el blanco: Fundamentos prácticos para la interdisciplina.
Por: Eduardo Andión y Diamida Ordaz